La mujer sufrió lesiones muy graves que «pusieron en peligro su vida». Las policontusiones le provocaron varias fracturas en los huesos del cráneo y de la cara y múltiples acumulaciones de sangre en diferentes áreas del cerebro y la cabeza. La agresión sexual le ocasionó un desgarro perianal y otro vaginal, incluyendo una herida sangrante en los genitales. También presentaba dificultades para respirar debido a la desviación del tabique nasal. «De no haber recibido asistencia médica inmediata y urgente -subraya la sentencia-, habría fallecido».
La mujer fue intervenida quirúrgicamente y permaneció 22 días hospitalizada. Estuvo impedida para sus ocupaciones habituales durante 263 días (casi nueve meses) y tardó 285 días en curar. Como secuelas le quedaron un estrés postraumático leve-moderado y un trastorno de adaptación