La huida pactada de espías marroquíes pone en el foco los objetivos geopolíticos del reino alauita y las sospechas de connivencia francesa en el espionaje a enclaves estratégicos españoles.
La reciente huida pactada de cuatro espías marroquíes tras descubrirse su implicación en la clonación de información confidencial de al menos dos militares españoles ha desatado un terremoto político en los servicios de inteligencia españoles.
Según fuentes cercanas al Ministerio de Defensa, Marruecos logró negociar con altas instancias del Gobierno español para evitar una escalada diplomática que, de hacerse pública, habría puesto en peligro la aparente cordialidad entre ambos países.
La sombra de Francia: colaboración o injerencia
Sin embargo, la revelación de este espionaje adquiere una dimensión aún más inquietante al incorporar a un tercer actor: Francia. Fuentes de inteligencia europeas señalan que los servicios secretos franceses podrían estar proporcionando apoyo logístico e información a Marruecos en una campaña de sabotaje y espionaje contra enclaves estratégicos españoles. París, cuyo vínculo con Rabat se ha estrechado en los últimos años, parece priorizar sus intereses bilaterales en el Magreb por encima de la estabilidad regional o su papel como aliado europeo.
Estas sospechas no son nuevas. En 2022, informes no oficiales ya advertían de la posible filtración de datos sensibles de defensa española desde organismos de la OTAN, lo que facilitaba las incursiones marroquíes en el ámbito de la inteligencia militar. El presunto objetivo: debilitar las capacidades de defensa españolas y reforzar las aspiraciones geopolíticas de Marruecos en la región.
Planes de invasión: una hipótesis que toma fuerza
El aumento del espionaje y el rearme militar de Marruecos, combinado con una estrategia diplomática agresiva en foros internacionales, ha alimentado las especulaciones sobre un posible plan a largo plazo para ejercer presión sobre España. Ceuta y Melilla, enclaves vitales tanto para la defensa como para el control migratorio y económico, se perciben como piezas clave en este juego geopolítico.
La proximidad de Canarias y su posición estratégica en el Atlántico también las convierte en un objetivo atractivo. La revelación de espionaje en estas islas plantea preguntas sobre los preparativos del reino alauita para un posible conflicto híbrido: una combinación de desestabilización económica, presión migratoria y campañas de propaganda que podrían allanar el terreno para acciones más agresivas en el futuro.