Vuestro final está cerca, hijos de puta.
Y después, la condena eterna.
Lo puedo ver, sentir.
La maldad desbocada. Pronto se frenará en seco y se arrancará de cuajo. Ése es el día. El día D. El día final.
Vuestro día final. Que no es sino el principio de vuestra condena eterna.
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