Corruptores.
Nunca fui más amado por Dios, que cuando era un niño.
Dios ama a los niños.
Después me habéis corrompido, embrutecido, animalizado, en el peor sentido de la palabra.
Línea sorprendentemente débil entre la santidad y la bestia.
Todos "los que saben" (chamán, significa "el que sabe"), todas las sociedades lo sabían. Hasta las más antiguas y primitivas. Eso lo ha perdido la "Civilización" actual. Por primera vez. Hasta los más pobres (materialmente) en las selvas más remotas sabían de Dios, de los dioses, de la magia, del misterio.
Hoy somos demasiado "listos". Sabemos tanto...Como aquellos que querían saber más en el jardín del Edén.
Dios. Espitirualidad. Magia. Ha estado ahí siempre.
Los indígenas americanos nos hablaban del camino espiritual como un elegir alimentar a un lobo blanco (bueno) o a uno malo (negro). Es nuestra decisión. Diaria. Cada instante de tiempo, decidimos o dejamos de decidir (que es otra forma de decidir) qué hacer, qué no hacer, qué decir, qué no decir...Alimentar al lobo blanco o al negro. La luz o la sombra. Dios o el demonio.
Malvados, me habéis obligado a no alimentar al lobo blanco.
¡Malvados!
Quiero volver a ser aquel niño que estaba en comunión con Dios.
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