Noche de disturbios, llamas y mucha violencia en el campo de Grande Synthe, en el norte de
Francia, junto a la frontera belga, tras una descomunal pelea entre algunos de
sus ocupantes. Todo empezó ayer por la tarde con una pelea con armas blancas
entre kurdos y afganos que causó seis heridos, según explicó el prefecto
(delegado del Gobierno), Michel Lalande, en unas declaraciones a la emisora "France
Info".
A pesar de la intervención de fuerzas antidisturbios, los
inmigrantes decidieron quemar los barracones de madera donde se alojaban y
finalmente tuvieron que ser desalojados. Las autoridades se vieron obligadas a
realojar de urgencia cientos de personas en los gimnasios e instalaciones
municipales de la localidad.
El prefecto señaló que el campamento, en las proximidades de
Dunkerque, que albergaba a unos 1.500 inmigrantes, ha quedado reducido a
"cenizas" y afirmó que no había sido una buena idea haber utilizado
casetas de madera, por lo que "será imposible" sustituirlas por otras
del mismo tipo que las que ardieron anoche, que eran unas 300.
La realidad en los campos de inmigrantes franceses es muy diferente a la versión del Gobierno francés. A finales de noviembre, François Hollande decidió clausurar el campamento de Calais conocido como 'la jungla', que se había creado y construido de forma espontánea y había sido escenario de miles de delitos y violaciones. Incluso varios periodistas que se encontraban realizando un documental fueron literalmente saqueados. Tras el cierre en Calais, las autoridades francesas repartieron a los que no decidieron huir en diferentes campos de todo el país, incluido uno París sin vigilancia policial. Ajenos completamente a los repetidos incidentes en estas instalaciones, por la difícil convivencia entre personas de diversas procedencias, las autoridades creían que “no se pueden crear cárceles de personas que no han cometido delitos”.
La guerra civil en Francia
El plan puesto sobre la mesa por parte de Bernard Cazenauve hace unos meses tenía varias lagunas que la oposición no tardó en denunciar. La idea pasaba por crear “estaciones migratorias” en todo el país con el fin de alojar a los recién salidos de Calais. Una decisión que fue censurada por el resto de la opinión pública, que consideró que “no es una buena idea” repartir los incidentes y que “se podría generar una guerra civil”.
Las estimaciones del gobierno socialista cifraban en 12.000
las plazas que se necesitaban hasta final de año. En un principio, el
Ministerio del Interior pensaba que la cantidad de migrantes sería mucho menor,
pero la mayor parte de ellos permanecían en Calais sin documentación y control
alguno.
Junto con París, la isla mediterránea de Córcega, donde el
porcentaje de población extranjera es más elevado, también es uno de los
lugares que ha acogido mayor número de migrantes. Ante las críticas recibidas,
desde Interior prometieron una consulta que, en víspera de las elecciones
presidenciales, puede convertirse en una votación plebiscitaria.
Desde el Frente Nacional, Marine Le Pen denunció que se
trataba de un plan de alojamiento “descontrolado y desaconsejable”. La líder de
la formación alternativa, ha denunciado durante el último año y medio la
“irresponsabilidad” de las autoridades francesas desde el comienzo de la crisis
de refugiados y la “lealtad a las políticas suicidas de Merkel”.
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