Esto no será como con los últimos de Filipinas ni como con otras tantas otras batallas donde los españoles perdieron con un honor, nobleza, gallardía y valentía que dejaba atónitos a nuestros enemigos.
Donde las siguientes generaciones recordaron durante generaciones con alto honor a los caídos por España.
Esta vez ni siquiera nuestros nietos querrán acordarse de nosotros.
Así de triste.
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