Había una vez un pueblo de Colombia llamado Armero. Bonito y próspero, de unos 40.000 habitantes.
Había por la zona un loco malo que se llamaba Fernando Gallego. Un bicho malo, profesor de Filosofía y al que le encantaba la vulcanología, como a todas las personas malas, que se sienten atraídas por lo maligno, el azufre y otros elementos infernales que se encuentran en los volcanes.
Estaba Armero a la vera precisamente de un volcán, el Nevado del Ruiz. Un volcán de chichinabo que no tenía actividad volcánica (valga la redundancia) ni ná. Estaba ahí, en lo alto. Que daba pena de verlo de lo insulso y soso que era.
Gallego empezó a estudiar el volcán por su cuenta y alertado por lo que había descubierto, se le ocurrió dar unas conferencias en las que decía que iba a explotar el volcán Nevado del Ruiz, que iba a desaparecer Armero, pero nadie le creyó. Le vetaron públicamente y le dijeron que estaba loco.
Pero esto fue hace mucho, ya nadie de eso se acuerda.
Gallego recibe una carta fechada el 12 de septiembre de 1985. El papel tiene como número de oficio 833 y está firmado por Alberto Toro Nieto, el alcalde del Líbano por ese entonces, con copia al Comandante de la Policía, Colegios Secundarias, Damas Grises, Cruz Roja, Defensa Civil, Socorrista y Bomberos. La carta tiene un sello con fecha del 2 de julio de 1991 en el que se verifica que esta fotocopia coincide con el original del documento.
La carta dice: “Ante el pánico, estrés e incertidumbre generado por las conferencias que usted ha venido presentando me permito exigirle; según disposición del Código de Policía abstenerse de continuar con ellas y todo comentario que conlleve a la perturbación emotiva y de comportamiento ciudadanos (sic)”.
Esta continua: “Espero, que así como se le ha brindado todo apoyo, su apoyo sea decisorio en un bienestar comunitario. Por lo anterior, cualquier información que sobre el Nevado del Ruiz se haga será de estricta responsabilidad del actual Comité Operativo Local de Emergencia (sic)”.
La noche del jueves 13 de noviembre de 1985, 32 días después de que Gallego recibiera la carta, el volcán Nevado del Ruiz, el más importante del país, entró en erupción. Ubicado en el cinturón volcánico de los Andes, entre los departamentos de Caldas y Tolima, la montaña rugió como un animal salvaje y una bocanada de ceniza volcánica cubrió kilómetros enteros a su alrededor.
Murieron decenas de miles de personas. De hecho casi toda la población de Armero. Gallego llegó a presentarse en el pueblo DISFRAZADO (YA QUE ESTABA AMENAZADO DE MUERTE POR ADVERTIR DE LO QUE SE VENÍA ENCIMA) para poder avisar a algunas personas. Pocas...
El resultado ya se sabe.
Sigan riéndose...señalando con el dedo a los que vemos las catástrofes venir, insúltenles, amenácenles, intenten meterles en la cárcel o matarles...
Lo que tenga que venir en la Tierra vendrá. Y el juicio final será para todos.
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